lunes, 7 de febrero de 2011

RECORDANDO LA CRISIS DEL 29 Y SUS EFECTOS EN ESPAÑA: NACIMIENTO DE LA 2º REPÚBLICA

Debido a su enorme capacidad destructora, la crisis americana del año 29 alteró seriamente los presupuestos ideológicos de los grupos patronales y, por tanto de la burguesía. Los países cómo España, que no habían estado en el festín de los años 20 y se habían quedado en la periferia del desarrollo tardaron algo más en acusar el golpe. Su reducido grado de integración les evitó la primera embestida, pero no las posteriores. Si en la bonanza económica los países industriales dominaban y hacían dependientes al resto, en el ciclo depresivo era inevitable que esta dependencia se canalizase al resto de países -- efecto dominó --Los vínculos de España con los países europeos estaban señalados por la exportación de materias primas minerales, y excedentes agrícolas: cereales, aceite, agrios, plátanos, vino... es decir, mesa y postre. De la buena coyuntura de las mesas europeas dependían en gran parte las entradas de oro y divisas con las que poder pagar las importaciones. La depresión económica que golpeó en especial a las clases medias de los países desarrollados, los mejores clientes de los productos españoles, se tradujo en una brutal caída de las exportaciones españolas. Inglaterra, el principal demandante, cerró filas en su imperio y en las naciones bajo su influencia, lo que ocasionó una brutal bajada de 76 puntos  del índice exportador español, con la lógica caída de las importaciones españolas, que retrasa enormemente el proceso de mecanización español.

El pánico financiero causado por la llegada de la República, hubo de aguantar la evasión de capitales y los trastornos de una peseta devaluada. Nunca el paro obrero había alcanzado la cota de los 650.000 desempleados. Se hundía el liberalismo económico y arrastraba en su derrumbe, en el ánimo de la burguesía, a todo el liberalismo. La llegada de la República en 1.931 coincidió con el punto más alto de la crisis económica: penuria, hambre y revuelo social invaden las calles españolas. No es el momento de recordar el periodo republicano, pero si el de hacer una reflexión sobre las causas económicas que nos llevaron a una guerra civil. El hambre y la miseria invaden el campo y las ciudades españolas produciendo la radicalización del PSOE y la UGT de la mano de Largo Caballero. Cataluña proclama el Estado Catalán, pero es en Asturias dónde el movimiento revolucionario se manifiesta con más fervor. Agricultores hambrientos invaden tierras en Salamanca, Extremadura y Andalucía. España en 1936, cuando estalla la guerra civil era considerada un país tercermundista por los países desarrollados.

EFECTOS SOBRE LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA GUERRA CIVIL

Los efectos sobre la estructura económica resultaron demoledores, afectando a las vías de comunicación, a las vivendas y edificios: doscientos cincuenta mil quedaron destruidos así como pueblos enteros y barriadas de las grandes ciudades. La sangría demográfica con cerca de seiscientas mil pérdidas, no tenía precedentes en la historia de las guerras civiles europeas. La lógica desorganización y el desmantelamiento de numerosos sectores productivos iba a significar tras la crisis del 29, la apertura en España de otro largo proceso de profunda recesión económica y social.

Cientos de miles de personas se vieron obligados a cambiar drásticamente su comportamiento y vida de acuerdo con las exigencias políticas y sociales del nuevo Estado. Miles cayeron víctimas de los pelotones de ejecución con la cobertura de la Ley de Responsabilidades Políticas. Los exiliados hubieron de adaptarse a los países de acogida con una situación nada agradable y la guerra mundial encima; los que permanecieron en el interior y habían sido miembros o simpatizantes de las organizaciones políticas derrotadas sufrieron una constante proscripción social. Y las generaciones más jovenes, sin haber participado en la guerra, nacieron en un mundo de rencores y carencias elementales. Todos forzados a alinearse en las filas del régimen, vestidos con la camisa nueva.

Después del período bélico el P.I.B. (Producto Interior Bruto) había descendido un 25% y habría que esperar hasta el 1.954 para alcanzar los niveles de preguerra. El oro de Banco de España hubo de emplearse en los pagos a la Unión Soviética con la consiguiente pérdida de las reservas de la Hacienda Pública, el bando fascista se endeudaba con Alemania e Italia por un total superior a los novecientos millones de dólares . O con el propio Banco de España, que con su delegación en Burgos le adelantó nueve mil millones de pesetas. El desproporcionado Gasto Público y el caos productivo llevaron a una depreciación de la peseta de un 50% con relación a 1.936. El índice oficial del coste de la vida con base 100 en 1.930 se situó en 234 en 1.941.

Las carreteras construidas en la dictadura de Primo de Rivera y en los primeros años republicanos quedaron inservibles en numerosos tramos. Un 50% de las locomotoras y un 70% de los vagones quedaron inservibles. Las centrales hidroeléctricas al ser objetivos estratégicos de uno y otro bando, fueron destruidas.

Por sectores de producción, el agrícola y el ganadero fueron los más afectados. La cabaña ganadera se redujo en una tercera parte, mientras la producción agrícola se reducía en más del 20% desde el momento de preguerra: las exportaciones típicas del periodo de preguerra perdieron su mercado exterior.

El sector industrial sería el de los menos afectados , al conservar casi intacta su planta fabril y los principales elementos de su estructura, al igual ocurrió con la industria textil catalana, así cómo con la industria pesada y transformadora. Las navieras apenas sufrieron pérdidas. En 1.940 ya estaba en pleno funcionamiento la casi totalidad de los barcos, realizando en régimen de monopolio el sustancioso comercio de cereales y hierro con Argentina.

La situación de la mayoría de los españoles no podía ser más calamitosa. Todas las circunstancias socioecoómicas parecían encaminadas a reducir el poder adquisitivo de los trabajadores, sus condiciones de alimentación, sanidad o vivienda, así cómo su capacidad de protesta y reivindicación. Mercado negro, cartillas de racionamiento. Tanto se degradaron las condiciones de vida en los años cuarenta que llegaron a alarmar a los empresarios, conscientes del peligro de una debilitación exagerada de la mano de obra. Tuberculosis, tifus o disenterías asustaron a los empresarios que se veían sin mano de obra, por lo que se vieron obligados a ofrecer servicios, llamemos paternalistas, de asistencia a sus trabajadores, tratando de detener el deterioro sociosanitario que al Estado se le escapaba de las manos.

CONCLUSIONES.

Es difícil entender la historia sin analizar los fenómenos socioeconómicos, e incluso un poco atrevido achacar el fracaso de la segunda república a la crisis del 29, pero desgraciadamente esta es mi verdad y entiendo que fue la causa principal de la radicalización, desde mi punto de vista justificada, de la izquierda española y de la respuesta de una, llamemos derecha o cómo sería más serio nacional catolicismo o nacional socialismo.

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