domingo, 19 de junio de 2011

Europa prepara un balón de oxígeno financiero para Grecia
LUXEMBURGO — Europa se apresta este domingo a dar un balón de oxígeno a Grecia para que pueda hacer frente a sus necesidades financieras inmediatas, mientras sigue preparando un plan de rescate a largo plazo que tranquilice a los mercados, temerosos de una bancarrota de ese país.
Reunidos en Luxemburgo, los ministros de Finanzas de la zona euro prevén aprobar el desbloqueo de la próxima partida de préstamos prevista en el primer rescate financiero de 110.000 millones de euros prometido en 2010 a Atenas por parte de la unión monetaria y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En total, 12.000 millones de euros serán probablemente abonados a principios de julio: 8.700 millones de euros por parte de los europeos y 3.300 millones procedentes del FMI, si bien éste ha condicionado su pago a "la adopción de reformas de política económica" en Grecia.
El Parlamento griego prevé aprobar en los próximos días nuevas medidas de austeridad y privatizaciones para lograr esa ayuda, pese al descontento social que sacude el país y que esta semana forzó una remodelación del ejecutivo.
Pero el pago de 12.000 millones de euros en préstamos, aunque evitará la bancarrota inmediata de Grecia, sólo le dará un respiro temporal, hasta septiembre.
Con una deuda equivalente al 150% de su PIB y una economía que no levanta cabeza, Atenas necesita imperativamente un segundo rescate.
Pero las divisiones entre los europeos no permiten presagiar la aprobación de un plan hasta antes de mediados de julio.
"Esperamos al menos un acuerdo de principio" de los ministros de Finanzas de la Eurozona reunidos hasta el lunes en Luxemburgo, según fuentes diplomáticas.
El rescate podría ascender a unos 100.000 millones de euros repartidos hasta fines de 2014 y esta vez no sólo contaría con préstamos de los países de la zona euro y del FMI, sino también con la suma obtenida de las privatizaciones programadas en Grecia y la participación de los acreedores privados.
Varios países, con Alemania a la cabeza, primera economía de la zona euro, exigen la implicación de los tenedores privados de deuda griega en este nuevo rescate para evitar volver a cargar exclusivamente en el contribuyente el coste de salvar a un país socio en la unión monetaria.
Después de varios días de intensas divisiones, Berlín cedió empero el viernes al deseo del Banco Central Europeo (BCE), apoyado especialmente por Francia: contribución del sector privado sí, pero sobre una base voluntaria.
Para el BCE, imponer la participación de los bancos como sugería el gobierno alemán podría asemejarse a una suspensión de pagos de Grecia, con consecuencias imprevisibles para el conjunto de la zona euro, debilitada también por los problemas de deuda de otros países como Irlanda y Portugal.
En ese contexto, Europa podría decantarse por una solución llamada 'roll-over' y por la que los acreedores privados aceptarían renovar sus préstamos en el momento de sus vencimientos.
Fuentes diplomáticas indicaron por otro lado que los europeos negocian además con otros actores de peso en esta crisis: las agencias de calificación, que siguen determinando el comportamiento de los mercados, pese a haber sido muy criticadas durante la última crisis financiera mundial,
Al tiempo que degradaba la nota de la deuda griega hasta considerarla la peor del mundo, Standard and Poor's advirtió esta semana que cualquier salida diseñada por los europeos sería considerada como una bancarrota de facto.
"Estamos jugando con fuego", advirtió el sábado en una entrevista el jefe de fila de los ministros de Finanzas de la Eurozona, Jean-Claude Juncker.
"Una bancarrota (de Grecia) puede contagiar a Portugal e Irlanda y, debido a su alto endeudamiento, a Bélgica e Italia, incluso antes que a España", previno Juncker.

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