lunes, 30 de julio de 2012

LA ENCRUCIJADA DEL EURO

En el momento económico en el que vivimos en Europa, la pregunta que a todos nos asalta es sin duda: ¿Qué debe hacerse para que la unión monetaria sea un factor de prosperidad compartida más que de sufrimientos y tensiones?, y esta cuestión es la que los padres del euro no llegaron a plantearse, las dos corrientes con las que nace el Euro es la de los economicistas ...necesidad de armonizar las políticas económicas, antes de converger en una moneda común y la de los monetaristas ( que en nada tienen que ver con los Chicago´s boys de Friedman ), que apostaba por una unión monetaria que llevaría a la armonización de las políticas económicas. El triunfo de estos últimos forjaba una realidad, la de que serían las crisis las que llevasen al triunfo del Euro cómo moneda única.

Más vale dejar de lado las controversias entre escépticos y entusiastas de la aventura europea. A mi me lleva a pensar en aquel pensador de la moneda única que fue Tommaso Padoa, en su último libro, Contra la cortedad de miras, publicado poco antes de su muerte y en el que proponía una distinción entre poder limitado y poder débil." El poder débil es el que carece de los útiles indispensables para actuar en el ámbito de su competencia. El poder limitado es aquél  cuyo campo de competencia es restringido. El poder debe ser limitado pero no débil.. Un poder débil, añadía, lleva al despotismo.

Y es que en Europa el Euro se construyo inicialmente como un poder débil al que le faltaba parte de las herramientas de prevención de las crisis y todas las de su gestión. Las decisiones de estos dos últimos años han corregido parcialmente estas carencias.

La realidad que se plantea es la siguiente:

1.- Una integración económica mucho más avanzada, que marcan el primer decenio de la moneda única.
2.- Un federalismo bancario y financiero para poner fin a la perversa interacción entre fragilidad de los bancos  y fragilidad de los estados.
3.- Una unión presupuestaria que tome la forma de un nuevo contrato entre estados basado en principios de solidaridad y de responsabilidad.
4.- Una unión política, como no, que no desemboque en la consagración de un poder tecnocrático.
5.- Podemos añadir que la experiencia de estos nuevos años ilustra los peligros de una gestión de la crisis basada en mecanismos de decisión intergubernamentales por unanimidad e invita a generalizar el uso de la mayoría cualificada.

Aunque son muchos los puntos a tratar y poco el espacio, el objetivo no deja de ser otro que la creación de una, llamemos República Federal Europea.
                                                                                                                         
 Ricardo Ros,2.012










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