La primera reunión del año del BCE se hizo esperar, pero mereció la pena. Fue ver la imponente sonrisa de Mario Draghi antes de la conferencia de prensa y disiparse las dudas de una posible decepción. A pesar de que el día anterior se filtraran las medidas de estimulo, estas fueron superadas con creces.
El BCE iniciara a partir de este mes de marzo, la última medida expansiva que le faltaba para impulsar al mercado. Comprara deuda soberana y corporativa (de empresas no financieras) por valor de 60.000 millones al mes, hasta septiembre de 2016 y con la posibilidad de ampliar el plazo si fuera necesario.
La compra de deuda la realizaran los bancos centrales de cada país y en principio solo se comprara la deuda “investment grade”, algo que dejaría fuera a Grecia y a Chipre, aunque el italiano matizo que esta medida es flexible. Con esta medida el BCE ampliará su balance hasta los 2.7 billones en diciembre de 2015 y a 3 billones en diciembre de 2016.
Con esta medida se trata de poner freno al descenso de la inflación que ya se encuentra por debajo de cero, y aumentar de una vez en consumo en la eurozona para mejorar los datos de crecimiento. A pesar de que parte de este movimiento ya estaba descontado, se esperan alzas en los mercados de renta variable.
Dado que en los próximos meses veremos como la fuerte demanda de bonos provocaran un aumento en los precios de los mismos hasta niveles poco atractivos. De hecho tanto bono alemán a 10 años (0.38), como el español (1.28) se encuentran en sus mínimos históricos. Esto acabara desplazando una mayor cantidad de capital hacia la renta variable buscando una mayor rentabilidad.
Los sectores que podrían presentar las mayores oportunidades de compra son, empresas del sector bancario y asegurador, ya que son los mayores tenedores de bonos y podrán seguir disfrutando de crédito barato. También las empresas con un fuerte nivel de deuda, como las constructoras podrán aprovechar estos tipos bajos para seguir refinanciándose.
La otra consecuencia clara es la depreciación sistemática del euro. Como ya ocurriera en Estados Unidos, Japón y Reino Unidos tras anunciar sus expansiones monetarias, la moneda única sufrirá su mayor depreciación de los últimos años. Se espera que continúe su tendencia bajista hasta niveles de 1.05.
El fondo de mercado nos hace ser optimistas en el medio plazo, y en el corto plazo esta euforia solo podría ser frenada por unos resultados electorales desfavorables para los mercados en Grecia.
El país heleno celebrara elecciones este próximo domingo, y a pesar de lo mucho que se ha hablado sobre este tema, parece que van desapareciendo las dudas sobre su hipotética salida del euro. En cuanto forme gobierno tendrá un plazo de dos meses para negociar con la troika, e independientemente del gobierno que gane, el gripo formado por el FMI, BCE y Comisión Europea exigirá que siempre que cumplan sus obligaciones podrán plantearse que se alarguen los vencimientos y se reduzcan los cupones de pago.
Respecto a los posibles escenarios que se esperan tras las elecciones destacamos los siguientes: 1.) Coalición liderada por Syriza, que estos ganen las elecciones pero no consigan mayoría absoluta. Algo que les obligaría a pactar con alguno de los partidos pequeños y en su contra tener que reducir alguno de sus planes o ambiciones.
2.) Mayoría Absoluta de Syriza, aunque según las encuestas parece difícil, es posible. Este escenario sería el más desfavorable para llegar a un acuerdo con la troika y el que más volatilidad podría provocar a los mercados. 3.) Coalición liderada por Nueva Democracia, en el caso de que este fuera el más votado, pactaría con algún partido pequeño para llegar al poder. Es la opción más difícil peros seria la que más tranquilidad ofrecería a las plazas europeas, ya que tendría total disposición a pactar con la troika.
Otro escenario seria, 4.)Los dos grandes partidos (Syriza y Nueva Democracia) unieran sus fuerzas con el fin de transmitir una unidad nacional y una mayor estabilidad. Esta opción es muy difícil.
Por último tener en cuenta que también se puede dar el caso de finalmente no se forme gobierno y se repitan elecciones. A pesar de cualquiera de las opciones que se puedan dar, ya no vemos esta situación como una amenaza fuerte para la estabilidad europea y pensamos que se podría disipar en cuestión de semanas.
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