La caída de los tipos de interés, que ha llevado al euríbor a terreno negativo por primera vez en su historia, ha provocado un importante agujero al sector financiero español, que ha visto cómo sus ingresos vuelven a caer en 2015 y se sitúen en niveles de hace diez años.
Las entidades españolas redujeron el ejercicio pasado un 7% el margen bruto, que estuvo afectado también por los menores ingresos extraordinarios por venta de deuda pública y por comisiones.
La bajada de las tasas, pese a este impacto adverso, sí ha permitido reducir drásticamente los costes financieros, en casi un 40%, según los datos del Banco de España. Pero este efecto positivo no ha podido compensar las consecuencias negativas de la política monetaria puesta en marcha hace años por el BCE para impulsar la economía y elevar la inflación.
El principal perjuicio para las entidades es que el margen de intereses, es decir, los ingresos típicos netos han vuelto a bajar, un 4,3%, tras la subida experimentada en 2014. Esta rúbrica alcanza los 26.400 millones.
Saldo de créditos, a la baja
El margen de intereses se ha visto mermado no sólo por el desplome de los tipos, que ha disminuido el rendimiento que ofrecen las carteras de préstamos y de deuda pública, sino por el todavía recorte de la actividad. El volumen de créditos, a pesar del aumento de las nuevas operaciones, sigue descendiendo.
Los principales banqueros y expertos esperan que el saldo crediticio registre en 2016 el primer repunte desde el comienzo de la crisis, aunque éste sea pequeño. Si bien, la incertidumbre económica mundial y la inestabilidad política podrían impedir que la financiación a empresas y familias crezca a finales del presente ejercicio.
Una subida del negocio crediticio aliviaría el estado de la situación que vive el sector. Además, una mayor actividad ayudaría a impulsar los ingresos por comisiones, que en 2015 volvieron a caer, hasta los 16.626 millones. Ni siquiera las tarifas que cobran por fondos de inversión y productos de valores, foco de atención del sistema en los últimos meses, consiguen aumentar. Se mantuvieron planas.
Por eso, la guerra por la captación y robo de clientes se ha recrudecido. El objetivo es incrementar el volumen de negocio como sea. Pero, tiene su coste y puede reducir, en el corto plazo, los márgenes. Ya a principios de 2015, algunos banqueros -entre ellos, los presidentes de BBVA, Francisco González, y del Sabadell, Josep Oliu- advirtieron de que había grupos que estaban vendiendo productos a pérdidas, una práctica que generó la crisis.
Ante este escenario la rentabilidad del sistema se ha deteriorado y las entidades han abierto un nuevo proceso de ajuste para rebajar los costes. Una reducción de los gastos y una merma en las provisiones para impagos, son las palancas que tiene para mejorar su cuenta de resultados y el retorno a los accionistas, que se encuentra en el entorno del 5%, muy por debajo del 10% al que todas las entidades aspiran en el medio y corto plazo.
Ajustes
Banco Santander ha sido el primer grupo en anunciar la nueva oleada de recortes de personal y oficinas en nuestro país para elevar las ganancias. Hoy se espera que EspañaDuero informe a los sindicatos un plan para reducir los costes operativos.
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) calculó recientemente que el sector contará con 3.000 sucursales y 15.000 trabajadores menos en 2019.
Hay otra vía para que el sector pueda salir de esta situación, un proceso de fusiones. Pero, por el momento, ninguna entidad está dispuesta a participar, pese a las presiones que ejercen los organismos supervisores.La ola de integraciones, que se esperaba para el presente ejercicio, se ha retrasado por la debilidad de los mercados y las dudas políticas generadas a raíz de las pasadas elecciones. La mayor parte de expertos y directivos bancarios coinciden en señalar que los movimientos corporativos se producirán a partir del próximo año y que éstos serán limitados.
La intensidad del ajuste y de las integraciones dependerá, en gran parte, de la evolución futura de los tipos de interés. Se da por hecho que en los próximos tres años éstos se mantendrán en cotas muy bajas. A lo largo de este año, por ejemplo, no se descarta que el euríbor continúe en el terreno negativo.
Antes de que el BCE anunciara en marzo las nuevas medidas de estímulo, los analistas vaticinaban que el euríbor -principal indicador para los préstamos- llegaría a una horquilla de entre el menos 0,4 y menos 0,5%. Ahora, las expectativas son algo más favorables para los intereses de la banca, aunque no tanto como para que este índice vuelva a cifras positivas en los próximos meses.
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